Empiezo a escribir esto junto a dos advertencias claras en lo que llamo borrador de un (5.º) primer artículo. La primera es que no tengo ninguna intención de que esta puerta que abro hoy aquí pueda llamarse “blog de lectura” “escritura” o derivadas (en todo sentido).

Incluso, no espero que sea de alguna utilidad, ni que se rija por una inamovible rigidez gramatical.

Si lo sé, parece un poco egoísta y que he venido a divagar aquí solo porque sí; quizás si, también haré eso. Pero, la verdad es que no sé de qué va esto a ciencia cierta, no quiero saberlo y así me gusta, así lo quiero mantener.

Por eso, por el momento, este rincón lo agruparé en una categoría que ya me han visto usar en redes sociales #CosasQueEscribo, así sin más.

La segunda advertencia relata que toda opinión, expresada aquí, es enteramente personal. Por lo que dejo claro y por escrito que tienes todo el derecho a opinar diferente, a pasar de esto. Así como yo lo tengo de soltar estas (no pedidas) palabras en este mi (tardío) rincón de letras.

Ahora bien, vamos directo al punto…

Cuando empecé a leer este año, lo hice con la única misión de reconectarme con el hábito de leer literatura (que hace más de 7 meses había soltado). No solo para nutrirme, maravillarme del arte que aportan algunos con su pluma y de viajar desde mi habitación. Si no con la intención consciente de abrirle un camino exclusivo a mi mente.

Para que dejara de perderse en el estrés, ansiedad y sobre análisis, y lo hiciera entre puentes, historias, inspiración, personajes, caminos, rutas, aprendizajes.

Es por esto que, decirte que esto tiene un fin comercial, una planificación detrás o algún objetivo para viralizar, sería mentirte. Bueno, aquí la primera nota al pie imaginaria de todo esto:

Si no me conoces, te cuento que, tiendo a querer explicarme cuando escribo, incluyendo cosas que nadie me ha preguntado.

(pero que te digo, mi voz siempre tiene un origen, aunque yo sea puro caos.)

En fin, volviendo al tema de la planificación y falta de estrategia con la que empiezo esto. Puede decirse que, aunque me siento a gusto, me genera ruido. Pues, si me conoces, sabrás que estoy saliendo de una relación tóxica con mi “ejercicio del marketing”, de más de 4 años.

Debido a lo que el mundo ha condicionado que debe ser, el rumbo que esta profesión ha tomado. Por el empeño de usar la “palabra” para definir (sin conocer) las cualidades que debe tener quien tiene éxito en este sector.

Por la mentira que se propaga hasta series de Netflix, mostrando un mundo irreal, lleno de arcoíris. Subestimándose al creador digital (creativos y estrategas) que realmente se toma en serio su comunicación, impacto y arte. 

Puntos, que me han orillado a replantearme mi rol en este tramo, haciéndome sentir humanamente incapaz de seguir igual. No por lo que he creado, no por toda la gente con la que he conectado y sumado. Si no por lo malformado que han quedado los escalones, por las mismas personas que hacen vida en el sector.

Dejo de tratarse de ayudar, porque solo importa vender, dejo de tratarse de las personas, porque solo importa las transacciones. De tratarse del equipo y la inteligencia colectiva, para tratarse del “yo” egoísta. De tratarse de conectar, compartir y sumar, porque solo importa viralizar… 

Bueno, aquí va la segunda nota al margen de este primer artículo que creo necesaria:

Quizás todo esto siempre ha sido así y yo no lo quise ver, quizás en mi rol de “salvadora” creí que podría hacerlo diferente.

(sí, suena como si fuese la “filántropa del año” incapaz de romper un plato, pero todos sabemos que es MENTIRA.)

Tengo miles de errores, como todos. Pero si algo tengo claro es que tratar a las personas como números (de redes sociales o dólares), o no tomarse las cosas personales y que lo que más importe sea el dinero, es algo que nunca ha ido conmigo. Como si la creatividad no fuese la acción de crear, como si crear no exigiera dejar parte de ti en tu creación, sea cual sea.

Literal, es algo que siempre he considerado en mí como una debilidad. En un mundo que exige hiperproducción, estatus y frialdad, para definir tu nivel de éxito.

Pero aja, la idea de este primer artículo no es hacer mella, en lo que ya está, otra página deberá ser escrita para profundizar. Y aunque es obvio, me adelanto a cualquier “puesta de bota” que ocurra al leer este artículo. Así que, lo dejo por escrito: claramente no somos todos, claramente hay mucho que podríamos rescatar. 

Sin embargo, de eso no va esto… porque de una manera u otra, la misma necesidad de cambiar el lema “solo son negocios”, por “todo se trata de personas”, me ha hecho sentirme incapaz de seguir por el mismo camino.

Por lo que sí, decidí tomar una pausa luego de que mi suelo se rompió por completo; o mejor dicho fue como si la pausa forzosa me hubiese tomado a mí. Porque si soy sincera conmigo misma, yo hubiese postergado soltar todo aquello hasta que no hubiese otra opción.

Respuesta que no me hace sentir orgullosa, porque realmente veo hoy desde afuera como me aferraba a la relación tóxica con el camino que estaba transitando. Por eso, luego del quiebre, me di cuenta de que tenía que dejar de esconder, lo que por querer entrar a la fuerza en “donde se hace dinero”, estaba (de nuevo) escondiendo. 

Como diría cierta historia, repetía el patrón, el círculo…

Porque entre 3 profesiones diferentes, 2 carreras, 9 años de trabajo remoto, una pandemia, miles de textos escritos (para mí y para otros), 3 niños, una vida en pareja y un éxodo familiar, la constante siguen siendo mis letras. Mi refugio, mi razón, mi aire, mi terapia, una extensión de mí. A donde vuelvo siempre, de donde salgo siempre. A donde voy cuando me encuentro perdida, cuando me quedo sin voz. 

Pero… La programación con la que crecemos es muy fuerte y las voces que te llaman impostora se apalancan en ella, para redireccionar tu camino cada vez que intentas atreverte. No les miento, es el quinto primer artículo que hago de mi “BLOG” en 5 años.

Nunca lo paso de borrador a publicado, siempre pienso que a ese primer artículo le falta mejorar, así como al blog. Busco darle un fin, palabras clave, estrategia, razón. Busco sobre-explicarme, en vez de hacerlo.

Créeme, lo intenté varias veces, incluso en el ámbito de formaciones y marketing, cuando solo me dedicaba a dar clases a emprendedores y marcas. Pero no, siempre sintiéndome insuficiente, prefería sabotearme y acumular en la carpeta de drive un artículo más, que nunca saldría.

Aun así… si algo me ha hecho aprender el último quiebre de mi suelo, es que todo eso eran excusas, ancladas en el miedo. Acostumbrada a darle más importancia a todos y a todo, que a mí misma, que a mi voz. 

En una búsqueda ilusoria de una inexistente perfección, me he convertido en saboteadora profesional de esta parte de mí, que existe, que siempre ha existido y que me niego a exponer. Por lo mismo, porque es la parte de mí, más profunda, sincera y vulnerable que tengo.

Como si me encontrara sola en este sentir, como si no estuviéramos todos hechos de historias y ese fuese nuestro punto de coincidir. Como si el tiempo me fuese a esperar y todos los manuscritos que me niego a completar muriesen.

No, siguen ahí y me pesan…

Por no dejarlos cobrar vida, por elegir todo menos honrar la razón de su nacimiento, la puesta de cada uno de los caracteres, la ilusión de cada personaje, mi parte en cada trozo de ellos.

Por eso no le echo la culpa a nadie, ni a nada. He parado cada arranque y por eso hoy, me siento en desventaja, con miedo, perdida y si, a la vez valiente y decidida.

De que no pasen en vano los momentos más difíciles, de no soltar los actos de rebeldía, de quedarme con la sensación de haberme atrevido a rimar en prosa; no para ganar, sino para liberarme del temor que esas palabras me produjeron cada uno de los días.

Sí, me estoy desviando un poco. Pero de eso va este ejercicio… de soltar patrones, de romper el círculo.

“Los círculos viciosos existen porque son tremendamente difíciles de romper. Cuesta una cantidad astronómica de dolor y de valentía romper un patrón conocido. Muchas veces es más fácil mantener los viejos modelos de siempre, con tal de no enfrentarse al miedo de saltar sin saber adónde irás a parar.”

-Lily Bloom

Sí, lo has pillado, te voy a unir ahora este recoveco de palabrerías con mi primera lectura del año. La mismísima Colleen Hoover fue la elegida para activar mi challenge autoimpuesto de Good Reads. A través de uno de los libros más sonados de la actualidad #ItEndsWithUs #RomperElCírculo

Ahora, es momento de recordar mis dos advertencias, a las que me atrevo a sumar una tercera. Si he abierto este espacio (AL FINNNN) es para poder ser yo, hecha de letras, vengo a vaciarme aquí.

Como continuación de todo lo que les he venido contando. Sin cuestionarme la razón de mi porqué, sin sobre análisis, sin estrategia sobre calculada, sin filtro, sin máscaras.

Para eso, para sacar a la luz las diferentes formas en las que veo el mundo… Como acto de rebeldía ante la rotunda constante de ocultar lo que escribo y de apilar manuscritos sin terminar.

Con la única intención de ser eco, hoguera en el mar, bitácora en la creación de obras, brújula y compañera de viajes entre historias.

Con el único objetivo de encontrarme en tu propia voz y establecer conversación… conmigo, contigo.

Eso, solo eso.

Haciendo las paces con lo que de verdad necesito, libertad para errar. Para escribir todo esto, sin esperar que alguien lo lea. Comunicar sin sentido, si así yo logro encontrar el mío. Cambiar de rumbo, volver, parar y correr… para vaciar el peso de todas mis letras guardadas, para romper el círculo.

Bien, no diserto más, hablemos del libro y la magia que tiene algunas historias para encender ciertas mechas…

6 comentarios en “Un 5.º primer artículo, 3 advertencias y mi 1.ª lectura del año”

  1. Mónica Calzadilla

    Volcar tu alma sobre el papel convertida en palabras te hace aún mas hermosa de lo que has sido desde siempre para mi.
    Por lo general cuando desaparece nuestro piso caemos en un hueco profundo llamado autenticidad.
    Te amo

  2. Marcos Antonio Parra

    Estupendo artículo que, me dejé llevar por la corriente de tus palabras, sin esperar y tener certeza a donde me llevaba tu rio de vivencias guardadas en tantos artículos sin publicar y eso te hace auténtica, a medida que me adentraba en tú río fue acelerando mi interés a dónde me llevaba tu final, y para mí sorpresa que ese río se convirtió en aguas rápidas y emociones tuyas sentidas como mía, me encanta tu Resiliencia, tus ganas de plasmar en letras lo que llevas por dentro, y por favor no hagas como muchos grandes escritores como Frank Kafka, Nieckche entre otros, que no publicaron en vida obras escritas y fueron conocidas por su gente cercana que las hicieron públicas. Eres valiente, fuerte y sin temor a salirse de tu zona de confort para dar a conocer tus creaciones, ya lo hiciste con tu libro que es el comienzo de seguir creciendo y creando lecturas que, mucha gente disfrutará leerlas como lo hago yo.

    1. Lo que me llenan tus palabras, es gigante. Gracias por creer y navegar conmigo y lo que tengo para decir. Por verme y leerme más allá de lo que escribo, porque atestigua el esfuerzo, camino y sentimiento detrás de cada letra. Gracias.

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