Como Bella Baxter y sus giros a mitad del salón en pobres criaturas, como Britney y todo aquello que no pudo guardar más, en la mujer que soy. Como Almudena y las verdades destapadas capa a capa en modelos de mujer. Así, en volteretas, gire esta semana mientras pensaba en esta entrada.
Porque el punto de encuentro es inevitablemente, el espejo y voz que exige ser acompañado por algún tipo de descripción o reflexión sobre la mujer que soy. Aspecto que, al querer plasmar en letras, activaba los giros. Porque me hallo en la incapacidad de ser concisa ante esta exigencia.
¿Qué es una mujer?
Más allá de la definición biológica, ¿se puede realmente definir que es una mujer como algo inamovible?
Para mí, y me perdonarán la visión “romántica”, la naturaleza impregnada en lo que nos hace mujeres recoge palabras como cambiante, evolutiva, transformadora, grito y silencio, arte e incomodidad.
Por lo que, no existe una sola terminología que llegue realmente a arropar la variedad y forma de todas.
Desde la ficción a la realidad, ida y vuelta
En una semana muy cargada de feminismo, me permito la suma de dos de mis lecturas de este 2024. Britney y su relato desde la libertad y Almudena y sus recopilaciones en modelos de mujer.
Jugando entre la realidad y la ficción, ambas obras proyectan los estereotipos, luchas internas y colectivas de la mujer. Las verdades (o mentiras) que solemos repetirnos una y otra vez, y el color de los silencios guardados que aunque gritan a través de la mirada, pocos se atreven a ver.
Las mujeres que somos porque fuimos…
La historia de la mujer ha reunido múltiples actos de “independencia” y tratados de paz. Sin embargo, la lucha de la mujer por la igualdad, suele confundirse como un acto de superioridad o intensidad. Como si no entendiéramos de antemano, que somos diferentes, complementarios, partes de un todo.
Por tanto, las mujeres no pretendemos ser superiores, sino tener la misma oportunidad y derecho de ser quienes somos (como somos) sin renunciar a partes de nosotras para alcanzar los mismos objetivos.
Es un tema complejo y hay mucha tela para cortar…
Por eso, usaré la literatura y el cine, como espejo y voz, para transitar este tema. Porque para eso estamos aquí, ¿no? Para compartir quienes somos, mientras leemos y lo que el arte evoca en nosotros en todos sus formas.
“Por la herida entra la luz”
La magia de transitar la vida como artista, recae en las posibilidades infinitas de dibujar ventanas propias o conjuntas para que entre la luz. Eso fue lo que me hizo sentir el libro de Britney, luego de años encerrada en su propia realidad, por fin pudo dibujar su ventana…
Una historia increíble, un libro con muchos agujeros por donde observar. Es imposible no erizarse, sentir y temblar junto al hilo de la historia. Por el contrapunto que hace a la propia.
Una de las frases que más me resonó, porque constantemente en mi construcción profesional me encuentro danzando en esta línea. Mis momentos de vacío y despegue, días en lo que no puedo callar y quiero mostrar(me), ser, transmitir, inspirar. A la par de días, donde quiero encerrarme con lápiz, papel, oculta, donde no haya señal ni nadie que me vea.
Y ambas partes soy y ambas partes exigen mi abrazo.
Conocemos poco y, sin embargo…
Como parte de la “generación Britney”, no pude evitar leer este libro mientras navegaba por mi memoria como niña, adolescente y adulta. A la par de lo poco que sabíamos de la historia de esta mujer.
Si poco…
Solemos creer que las figuras públicas o cualquier persona que vemos día a día en redes, nos muestra todo lo que es y, por tanto, nos otorgamos un derecho tácito de opinar, juzgar o suponer tantas cosas que duele.
Por eso es tan bonito abrir la ventana que nos dibujan ciertas figuras para contarnos un poco más de quienes son y a su vez descubrirnos en la historia, desde nuestros zapatos.
Britney se muestra real a través de sus páginas, se siente real. Junto a la verdad oculta a lo largo de todos esos años. Dejándonos testimonio del vacío que refleja todo lo que no sabemos, por la perspectiva que regala la fama, la familia y la vida misma.
A través de “la mujer que soy”, me encontré con reflexiones sublimes, no solo sobre ese detrás como artista y la exigencia creativa. Si no con la percepción directa de una mujer de esta magnitud y naturaleza.
Elemento que si lo piensas un poco, también hace referencia a la sensibilidad, poder y complejidad que habita dentro de las mujeres.
Poder que exige ser nutrido, acompañado, pertenecido. Por esto, una de mis actividades favoritas del último año, ha sido navegar por historias contadas por sus protagonistas. Como acto de estudio, como fuente de inspiración, como búsqueda de pertenencia.
Desde documentales, hasta libros biográficos. Desde producciones matizadas con arte cinematográfico, hasta historias reales de mujeres de a pie.
Como te mencioné en una de mis entradas pasadas, hay tanto que no vemos. Hay tanto que en lo que influye nuestra naturaleza, pasado y entorno, en lo que hacemos, creamos y relacionamos.
Infinitos modelos de mujer
Además de ser el mes de la mujer, esta semana tenemos el evento de premiación más importante del año a nivel de cine, los Oscars. Hecho que me ha regalado una antesala de historias y producciones llenas de arte, letras, música y momentos maravillosos.
Pero, más allá de eso, quise traerme, como parte de este recoveco de palabras, una de las producciones favoritas. Pobres Criaturas, una pieza magistral, con actuaciones de primera que relata una versión de Frankenstein y su creador, desde tacones, vestidos icónicos y una protagonista sin miedo a ser quien es.
Bella Baxter, se desarrolla a la par de un guion que evoluciona, unos juegos visuales y elementos intencionados (casi ocultos a simple vista). Los cuales cuentan por sí mismo pequeñas historias que se sincronizan a la par de todo lo demás. Sin mencionar, la clase actoral que da Emma Stone a través de este papel, sin palabras.
De las mejores películas de este año, porque nos logra mostrar un crecimiento dentro del cuerpo de una mujer, los factores que influyen y la separación de caminos en la misma persona debido a esto. Dos mujeres en un mismo cuerpo, con entornos diferentes, desafían su propia definición de mujer.
Una atada a la muerte, una con sed de vida.
Una versión que se permite ser libre ante prejuicios y no le teme a la sociedad, se muestra tal y como es. Dispuesta a explorar, descubrir y elegirse ella ante las diferentes etapas de su vida.
Mientras que su otra versión, se ve atrapada en un remolino cultural, social, familiar. Tan asfixiante que no haya salida, más que la mostrada.
Aspectos que traen a la mesa de nuevo, los tipos de mujeres, las definiciones inalcanzables y a Almudena y sus modelos de mujer…
Un libro que se mueve entre una serie de relatos, diferentes historias, diferentes mujeres, traumas, accionares, sentirse, patrones y decisiones.
Sirviéndose de una sutil ironía, ya que al ver tal abanico, te das cuenta de que no hay un modelo de mujer, ni siquiera una serie corta. Hay tanta variedad y forma, porque dependemos de nuestro tránsito y naturaleza, como Bella, para hacernos a la par, cada una desde su trinchera.
Y no porque los hombres no se hagan a si mismos…
Simplemente, el movimiento, los retos y formas, son diferentes. Nos movemos diferentes porque vemos y sentimos la vida diferente y el mundo no está hecho desde sus inicios para esta naturaleza
Llevándonos a luchar por espacios, uno a uno. Mientras intentamos hacernos camino internamente para evitar que nos impongan como debemos ser, sentir y vivir para transitarlo.
Me gustó la forma de narrar y describir de la autora. Además de dejar de frente realidades y verdades en cuanto al rol de la mujer dentro de culturas, familias, trabajos, sociedades.
Jugando con el reconocimiento del lector, en algún punto u otro. Líneas y frases a coleccionar por su profundidad y a la vez ligereza al tratar temas incómodos pero necesarios.
Lo que relaciono de forma directa con el proceso y relación que llevamos las mujeres con nuestra niña interior. Aprovechando además de dejarte un video especial, en honor a este tema, inspirado en mi poemario.
Orgullosamente incómodas, las mujeres que somos
Como el arte en sí mismo, como seres cambiantes, disruptivos, impredecibles, perfectamente imperfectas, perseverantes, intensas. Forjamos familias, sociedades, culturas, historias, piezas creativas, momentos incómodos, transformadores, inspiradores y más.
El día que se acepte que no hay respuestas incorrectas en esto de ser mujer y las elecciones que tomamos como vida, será un día donde haya más respeto, compasión y sororidad entre nosotras mismas.
Porque las primeras machistas son las mujeres, porque quienes más juzgan a las mujeres son otras mujeres.
Y mientras, en vez de sumar hacia la ganancia de espacios, nos perdemos intentando justificar por qué somos como somos, porque queremos lo que queremos.
Dejándonos los verdaderos datos…
Cientos de conversaciones incómodas sobre quién eligió tener hijos y quién no. Quién los tuvo muy joven y quién muy mayor. Quien tuvo uno y quien tuvo muchos. Quién sale a trabajar y quién se queda en casa. Quien ama de forma tradicional y quien ama libremente. Quién se siente mujer y quién no lo hace.
Cuanta urgencia por reformar el género y confundir la unificación en la lucha, con lo que significa ser mujer. Cuando la verdad es que, aquí, cabemos todas.
Aquí podemos reinventarnos todas, mas de una vez…